miércoles, 3 de febrero de 2010

Reventada de Sentimientos

Cansada de vagar sin rumbo, perdida en un abismo sin ni siquiera recordar en qué momento caí en él. Busco y busco y no sé que es lo que quiero.

A veces plena pero en el fondo un tanto vacía. Quedé sin amor, quedé sin darlo, quedé sin recibirlo.

Hoy tan sólo soy un par de piernas, el resto luce invisible ahogado entre sollozos silenciosos, escondidos tras la faceta del qué pasa…. Nada.

Hoy no hay fecha, no hay rumbo; hoy vivo en el no lugar, sin sentir ser, sin querer estar.

Tan sorprendentemente vacía, tan hastiada, tan desesperanzada, intentando seguir, haciéndolo desorientada. Sin piso, sin hogar, sin complacencia, sin inspiración.

Reventada por dentro, queriendo mil cosas y ninguna a la vez. Todo lo que digo atenta contra mí, todo lo que calla atenta también contra mí.

De frases robadas e impropias sobrevivo mareada de sentimientos que a veces siento ajenos. Sin pretender un mañana cercano, me frustro en el ahora que no se da simplemente por mil razones que no entiendo ni entenderé porque no son mías y no las conozco.

Al final me quedé con tantos pensamientos guardados que no sé que haré con ellos cuando la circunstancia me invite nuevamente a ahogarlos o a quemarlos erradamente en frases sueltas como bocanadas desesperadas de auxilio sin respuesta.

Pobre de aquella ilusa que aún cree que la realidad puede parecerse un poco a los sueños inocentes de una niña ingenua…

Y queda tanto dentro….

Algún día llegaré a donde debo estar

Y quizá en ese momento

ya haya terminado de aceptar

que el amor no es lo que creo…

y aún así sigo deseando que el resto del mundo

aprenda a amar a alguien y sea feliz.

Yo seguiré un poco incrédula en lo personal, esperando al mismo tiempo que la magia toque mi alma de verdad.

Existirá?

Me las callé todas, aprendí a obviarlas, a borrarlas de mis labios y aún así se escapaban en mi cabeza.

Me fallo a mi misma, degolló mis palabras. Regulo mis gestos, disfrazo mi alma.

Miedo, cobardía, estupidez o sensatez?

Y una pizca de decepción.

(Escrito en uno de los tantos días sin retorno, en un lugar que se convirtió en uno de los lugares de siempre)

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